Lo dijo Gandalf de El Señor de los Anillos, lo han dicho grandes hombres y grandes poetas. Lo han dicho grandes filósofos. La felicidad humana se encuentra en las cosas más pequeñas. Aunque parezcan, por sí solas, insignificantes y pequeñas, un gran número hace maravillas. Igual que el mar se compone de gotas individuales. Si tomas una sola gota de agua salada, no haces el mar. Pero si tienes un millón de ellas, es otra cosa. Y lo mismo ocurre con las cosas que nos hacen felices. Siempre se trata un poco de que, mientras que las cosas grandes son demasiado difíciles de influir, en las pequeñas podemos influir fácilmente, podemos cambiarlas, podemos cambiarlas.
Sólo tenemos que darnos cuenta de lo que nos hace felices
Incluso en el interior de nuestro apartamento o casa, las pequeñas cosas que ponemos allí pueden alegrarnos, hacernos felices o simplemente calmarnos. Pueden ser incluso cosas aparentemente pequeñas, al fin y al cabo, nadie puede dictarnos qué es una tontería y qué no lo es. Todo depende de nosotros. Lo que va, cámbialo, lo que no, no te preocupes. Una hermosa afirmación que sin duda merece más uso. Incluso una pequeña tontería como un interruptor que tenga un dibujo o sea colorido puede poner una bonita sonrisa en tu cara.
No tiene por qué costar una fortuna
La felicidad y la alegría no tienen por qué encontrarse en el dinero, el oro o el estatus. No tenemos que buscarla en grandes cosas. No tenemos que buscarlas en la inmortalidad inalcanzable o quizá en la admiración. A menudo se encuentran en las cosas pequeñas. Pequeñas para nosotros, son las cosas realmente grandes. Las grandes cosas que pueden afectarnos increíblemente. A menudo no pensaríamos que cosas tan pequeñas pudieran tener tal efecto, pero lo cierto es que a menudo son las pequeñas cosas las que nos dan fuerzas para el día que tenemos por delante. Por eso nunca debemos dormirnos en los laureles y cambiar lo que no nos gusta. Y ya verás como, después de todo, quizá respiras un poco mejor. Y quizá vuelvas a un hogar un poco más acogedor.